Todo en esta vida tiene un precio. Y en la otra también. De este trato mercantilista no se libra ni el más allá. Todo está regulado por una ley que no siempre es visible y que viene a decir: si quieres esto has de dar estotro. Y ojalá siempre estuviera claro que es estotro, porque ahí está el problema. Lo que uno quiere se suele saber, al menos yo lo sé: quiero conocer, quiero comprender, quiero abarcar. Abarcar y profundizar, expandirme. Llenarlo todo como los gases nobles, debe ser por lo de mi sangre azul :) Ahora bien... ¿cual va a ser el precio? No lo sé y mentiría si dijera que no me importa porque sí me importa lo que ocurre es que lo que yo quiero lo quiero con toda la fuerza de la pasion de la que dispone mi corazón de león. Así que aquí estoy en el altar del sacrificio dispuesta a inmolarme toa toa.
La alegría de los signos del tapiz casi me mata.
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