En cada marea hay una patraña. La patraña colorea rabiosamente todo el viaje en la imaginación marinera hasta que, llegando a la vista del puerto, se va la mar por los agujeros inbornables, por los escapes de las puertas de trancanil, cuando se arrancha de llegada. Cada marea tiene su patraña, las esperanzas y desesperanzas en el porvenir, vigorizan la patraña.
Ignacio Aldecoa, Gran Sol
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