"Las estrellas saben bien ser indecibles
el caminante tampoco trae, de la ladera de la sierra al valle, un puñado de tierra, indecible para todos, sino una palabra ganada, pura: la genciana amarilla y azul.
Quizá estamos aquí para decir casa, puente, manantial, puerta, cántaro, árbol, ventana,
y todo lo más: columna, torrre ... ; pero decir, compréndelo, decir así, como las mismas cosas nunca creyeron en sus adentros ser.
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Aquí es el tiempo de lo decible, ésta es su casa."
R.M. Rilke: Elegía de Duino
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