Por una de esas casualidades tan afortunadas que algunas veces se presentan en la vida, en mi viaje a Galicia de este verano quise pasar por Alvao porque había visto en un libro sobre preescritura algunas piedras de allí que tenían aspecto muy parecido a las mías. Claro, yo siempre pensando en mis piedras, tan solas ... :)
El asunto es que fuimos desde Sevilla por la Ruta de la Plata y parece ser que perdimos la entrada a Portugal y eso nos llevó a Perilla de Castro. Para mi sorpresa, nada más salir del coche para preguntar por la carretera que lleva a Portugal, ví en el suelo una piedra del tipo de las del Guadalquivir. Clavaíta. En cambio en Alvao no tuve la suerte de ver ninguna. A la vuelta de Galicia me volví a pasar por Perilla de Castro y alrededores, como Fontanillas de Castro y su hermoso Castillo de Castrotorafe. Alrededor del Castillo tambien había piedras algunas de las cuales estaban incrustadas en una de las almenas de entrada. Pero la suerte no siempre acompaña y a veces incluso se vuelve 'endemoniada' como es el caso: la carpeta con las fotos del Castillo me ha desaparecido. Casi me pego un tiro.
La foto que adjunto corresponde a los campos de alrededor de Perilla de Castro.
Qué desastre lo de la carpeta.
ResponderEliminarLas piedras son como las estrellas, Blanca; mirarlas es siempre mirar al pasado.
Me ha encantado esta entrada.
Gracias y un beso.