He decidido ir por partes. Si quiero convencer, primero tendré que demostrar lo que mis piedras no son. Lo que son ya lo dirán ellas mismas más tarde.
No se trata de huellas del arado, ha quedado demostrado; he consultado a un experto del Departamento de Ingeniería Rural y ese ha sido su dictamen.
Saber lo que son me llevará mucho más tiempo, claro.
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