martes, 25 de noviembre de 2008

El Pájaro de Fuego


"Mi alma es un Pájaro de Fuego que lleva sobre sus alas al Ser Infinito" Creo que era una frase de Sri Chimnoy el gurú de un grupo rockero de los setenta que se llamaba  La Mahavishnu Orquestra. Mi época psicodélica sin psicógenos; mi cerebro era una Farmacia, solo necesitaba pinchar el disco y como una alfombra mágica se desplegaban todos las fantasías y ensueños imaginables. Todos relacionados con el Infinito. No sé por qué no me hice matemática.  

Ahora soy pedrera. Estudio piedras e intento traducirlas. Estoy convencida que que todos estos signos fueron dejados por el hombre en algún momento del pasado con alguna intención. Antiguamente las cosas no se hacían por que sí, por mero capricho o aburrimiento. No es como cuando escribimos garabatos en el papel mientras hablamos por telefono por más respeto que yo le tenga a esas cosas. Es otra cosa. Anoche, mientras leía en la cama, ví de nuevo los signos. Esta vez en un viejo tapiz saharaui que mi tío Javier se trajo de Sidi Ifni para mi abuela. Bueno, en realidad no, en realidad fué su hermano gemelo: un tapiz que compré a un anticuario de Toledo pero que era su pareja absoluta. El mismo esquema. Allí estaban de nuevo las letras extrañas. He de hacer una recopilación de ideas, una especie de álbum de Locos sin Prejuicios. No soy nadie. No tengo nada que perder.