jueves, 11 de noviembre de 2010

El Destino


Créeme, en tu corazón brilla la estrella de tu destino.
F. Schiller

viernes, 3 de septiembre de 2010

Ordenando las estrellas


Ayer me llegó un libro que llevaba mucho tiempo esperando: Theban Desert Road Survey in the Egyptian Western Desert, de John Coleman Darnell. Desde que estudio egiptología los libros no paran de llegar a casa y me han secado los ojos. Ahora tengo que usar lágrima artificial y un humidificador de ambiente para poder seguir y me acuerdo mucho de cuando tenía ojos de 18 años. Pero estoy contenta.

El asunto que quiero comentar ahora es una inscripción que figura en una pared de roca en el Wadi el-Hôl Rock (al Norte del desierto occidental de Tebas) y que ha desatado mis vientos de guerra. El autor, muestra una fotografía de los signos incisos en la roca y debajo una interpretación de las letras egipcias a las que pueden corresponder, estableciendo finalmente que el mensaje se lee 'el soldado Bebi, hijo de Mery'.

En la imagen que he subido, a la izquierda está la imagen de Darnell y su interpretación y a la derecha he seleccionado alguna de mis piedras con pinturas que a mi me recuerdan mucho a las del libro: las equis cruzadas son uno de los temas más frecuentes en las piedras.

Me doy cuenta ahora de lo subjetivo que es eso de la interpretación de unos signos y me acuerdo de una escena de la película 'El paciente Inglés' en la que Almacy le pregunta a la chica ¿qué haces? y ella le contesta: 'Ordeno las estrellas, están muy desordenadas'.

viernes, 30 de abril de 2010

El Arte Sagrado


'El arte “sagrado” es un arte “mágico”. La “magia” del arte “sagrado” consiste en la transformación del artista en un ser humano mejor.
El arte “sagrado” es alquímico, permite al artista entrar en un proceso transformador que le posibilita adquirir una mayor y mejor sensibilidad estética-ética-espiritual...
El arte puede ser, entre otras cosas, un vehículo para el autoconocimiento, una herramienta para el desarrollo personal y colectivo.'
Jorge Oteiza

jueves, 25 de febrero de 2010

Doktor Faustus


" El dibujo que más preocupaba a Jonathan se encontraba, grabado en rojo oscuro, sobre el fondo blanco de la concha de un molusco de Nueva Caledonia, de mediano tamaño. Los caracteres, como trazados con un pincel, formaban un ornamento lineal en las proximidades del borde, pero en la mayor parte de la abovedada superficie ofrecían la cuidadosa complicación que es propio de ciertos signos alfabéticos, y me recordaban, con acusada semejanza, los perfiles del viejo alfabeto arameo. Para complacer a su amigo, mi padre le llevaba a veces libros de arqueología de la relativamente bien provista Biblioteca Municipal de Kaisersaschern, con ayuda de los cuales ciertas investigaciones y comparaciones resultaban posibles. Unas y otras no daban naturalmente ningún resultado, tan confusas y contradicctorias eran las conclusiones que de ellas podían sacarse. Jonathan lo reconocía , así, no sin cierta melancolía, al mostrarnos el misterioso grabado. "Ha quedado demostrado, nos decía, la imposibilidad de descubrir el sentido de esos signos. Así es por desgracia, hijos míos. Escapan estos signos a nuestra comprensión y así será para siempre, por muy sensible que eso sea. Digo que 'escapan' para indicar que 'no se revelan' y nada más. Nadie me hará creer, en efecto, que estos signos, de los cuales no poseemos la clave, los ha grabado la Naturaleza en esta venera con un propósito exclusivamente ornamental. Signo y significado han seguido siempre una marcha paralela y los viejos manuscritos eran, a la vez, obras de arte y medios de comunicación. Que nadie me diga que esos signos no contienen un mensaje. Si a él nos está vedado el acceso, el placer de recrearse en esta contradicción tiene también su encanto."

Thomas Mann, "Doktor Faustus", cap. 3.

martes, 9 de febrero de 2010

La Ciencia


Observar es hacer ciencia. Y qué es la observación? La observación es 'la notación atenta de los hechos'. Y... ¿qué son los hechos?

Escribo al Patrimonio Histórico para intentar proteger las miles de piedras que todavía hay por ahí usándose para hacer caminos o para hormigón. No tiene remedio. El Patrimonio opina que son los geógolos, no los historiadores, los que tienen que hacerse cargo por tratarse de una 'rareza' o capricho de la natualeza, algo natural. Justamente es la palabra 'natural' lo que hace que una obra del hombre sea considerada una obra de Dios o de la Madre Natura. Que tanto monta, monta tanto.

Así pues... ¿qué son los hechos? A cada ojo, un hecho. Justo ahora que mis ojos están hechos una merde es cuando más veo, qué paradoja.